PAÍS A LA DERIVA





Yercin J. Rojas P. (*)

Hace tiempo atrás alguien me preguntó qué quería ser cuando fuese grande, yo respondí: Feliz en mi país.
A pesar de que ya pasaron algunos cuantos años desde aquella pregunta, aún sigo pensado en ello. Justo ahora, cuando falta poco para graduarme en una de las mejores universidades del país, la incertidumbre me embarga.
Me atrevo a decir que no solo a mí sino a muchos jóvenes que también se encuentran en esta etapa, dado que el escenario actual de la sociedad venezolana no es para nada la Venezuela que muchos soñamos.
Se dispensan grandes y complejos problemas qué a todos nos afectan y a simple vista no se vislumbra un cambio estructural que logre desaparecer esa incertidumbre que percibimos siete de cada diez venezolanos, según el presidente de Hinterlaces, Óscar Schémel.
El país se derrumba, cada día se suma más la división, el odio, el egoísmo, la centralización, el populismo, la inseguridad y un sin fin de problemas.
Mientras tanto, se forma una sociedad de venezolanos sumisos e indiferentes, donde el segmento de la población con menos ingresos es el más afectado. Esta parte de la población, representaba el 27,3% según el Instituto Nacional de Estadística (INE) para el año 2013, cifra que es creciente cada día dado el retroceso económico que se vive.
Por otro lado, se incluye también, la crisis política y social del país y la cual hace que cada día sean más los venezolanos que se enfrentan a la desigualdad y a políticas contradictorias que incentivan la escasez, el desabastecimiento, el alto costo de la vida, el mal llamado bachaqueo y otros problemas en esta larga lista.
Bajo este escenario, vale la pena preguntarse ¿Cómo llegamos a tal situación? y ¿Dejaremos que esto continúe así?
La respuesta tiene diferentes aristas. Muchas son las proyecciones que se hacen en torno a tal situación, y estas van desde las realizadas por los más importantes analistas nacionales hasta el señor de la bodega, siendo esto último debido al impacto cercano que día a día tienen las políticas económicas en el entorno nacional.
Parte de la sociedad venezolana, en pocas palabras, se ha dormido. Poco a poco hemos perdido la capacidad de pensar más allá de la puerta de nuestras casas, y hoy por hoy lo que realmente importa es poder suplir nuestras necesidades y aún más importante poder adquirir los productos alimenticios básicos que brillan por su ausencia en los anaqueles de cualquier bodega o supermercado.
Dado lo anterior y coincidiendo en que las políticas económicas y sociales nos afectan a todos, es válido reflexionar cómo jóvenes, cómo la generación de relevo, la generación que vive un momento histórico en Venezuela y en el mundo. ¿Qué hacemos? y ¿Qué haremos por nuestro país? La mayoría de nosotros anhela una Venezuela de paz, abundancia, prosperidad, seguridad, unión, pero del sueño a la realidad existe un largo trecho.
Siendo justamente la juventud, formada en las universidades nacionales, la fuerza generadora de cambios en la sociedad, es triste, que ante todos estos obstáculos vislumbremos como única salida emigrar a otro país, en busca de superación, de alcanzar sueños y anhelos para lograr la vida que una vez pensamos tener en Venezuela.
Sin embargo, no parece probable que el país cambie de hoy para mañana aun cuando el gobierno mejore su modelo político-económico porque el problema va más allá de eso.
Mientras la sociedad actual no salga del conformismo y la costumbre de un Estado dador de todo, lamentablemente Venezuela solo será un país a la deriva.
*Estudiante del Noveno Semestre de Economía en la FACES-ULA

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